Esto es el resultado de una idea que surgió ayer, a raíz de una conversación que tuve con Talia. En realidad se me ocurrio justo a mitad de la noche... y ¿Quien soy yo para ponerle horarios a mis musos? xD. Me esforzé realmente en mantener la idea en su estado más simple y puro, sin agregados ni adornos inecesarios. Solo espero que no sea demasiado inentendible xD
Un color encimado sobre otro, violeta creado a través de rojo y azul, tal vez un poco de blanco para armonizar. Colores degradándose, perdiéndose hasta el final del papel, hilos de color cada vez más tenues y delgados.
Y la sensación de que esto ya ha ocurrido antes.
La sonrisa, el asentimiento, entregar aquello, recibir efectivo a cambio, el precio de tu creatividad. Por que tu imaginación es un producto vendible.
Y la sensación de que esto ya ha pasado antes.
Caminar. Mariposas violetas volando cerca de ti, sonríes cerrando los ojos, mueves aquella mano libre del portafolio en el aire, tocando los hilos invisibles de magia plateada que no se pueden ver, pero están ahí, y tienen el tacto de la seda líquida, suave, plateado, envolviendo el mundo como una telaraña.
Conducir, el mismo tráfico de todos los días, sonríes, miras el cielo bermellón y las nubes rosas, recuerdas aquellos días donde te miras a ti misma con la ancha sonrisa de un niño, elevándote en un columpio más y más alto, estirando las piernas hasta que parece que pisas las suaves nubes y tienen la consistencia del algodón de azúcar. Y aún tantos años después eres capaz de tomar aquel ensueño como una verdad irrefutable.
Bajar del auto, caminar nuevamente, volver a sonreír sin motivo. Hoy eres capaz incluso de observar la silueta que está al final del lazo rojo de tu dedo meñique. Libélulas de neón azul flotando a un lateral tuyo, y al otro, torbellinos que apartan todo de su lugar original, pero sin la fuerza suficiente para reducir la materia a escombros.
Abrir la puerta. Hoy como todos los días la soledad te recibe con el bullicio del silencio. Comer. Leer un poco tendida en el pasto.
Y la sensación de que esto ocurre siempre.
Y cada día es un Déjà vu del anterior, sin más novedades que las que esperas que la magia que no ves, pero te esfuerzas en percibir, puede ofrecerte. Incluso hoy el travieso incentivo de cambio planteado todos los días te parece repetitivo y consecutivo del que te has planteado todos los días anteriores.
Oscurece. Le sonríes al reflejo de tu espejo que ves diariamente, y que tiene tu mismo rostro y tu mismo cabello, pero que sabes que no te pertenece por que esa mirada no es tuya. Cepillarse los dientes. Dormir.
Y la sensación de que tus sueños son una repetición de los que ya has tenido.
Aclarece. Despertar. Sonreírle nuevamente al reflejo de mirada desconocida del espejo. Tomar el maletín.
Y la sensación de que el día es nuevo, pero igual a todos los otros.
Hoy llueve y no quieres llegar al trabajo. Y te sientas en la banqueta mientras miras en los charcos el reflejo de las nubes rosas que están lejos de ti, pero cerca de tus pies.
Y la certeza de que esto no ha ocurrido nunca, y es algo nuevo.
Levantar la vista. Desconcierto momentáneo. Y tus ojos se topan con aquella mirada que todos los días te mira en el espejo, el dueño de aquellos ojos parece haber hecho una pausa en su camino y ahora, frente a ti, te sonríe con amabilidad, y tú le regresas la sonrisa por que le has estado esperando desde, se podría decir, siempre. Y el incentivo de cambio que diario te planteas hoy se hizo pequeño y parece insignificante.
Y la impresión de que esto ya ocurrió alguna vez.
En alguna vida pasada.
02 febrero 2010
Déjà vu
Publicado por Roxanne Spooky en 14:55
Etiquetas: Basura Literaria
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